LA QUÍNOA

Para mí la quínoa es un cereal. ¿Por qué? Porque en la cocina la uso de la misma manera que uso a los cereales y  porque  su composición nutricional se aproxima a la de los cereales. Pero ten en cuenta que a nivel técnico no es un cereal porque proviene de otra familia de plantas.

Para tener una dieta vegetariana sin carencias es muy recomendable el uso de los cereales. En el grupo de los cereales incluimos alimentos como:

  • Arroz integral
  • Mijo
  • Cebada
  • Avena
  • Trigo sarraceno
  • Trigo
  • … y otros

En esta ocasión permíteme que me extienda comentándote las propiedades de la quínoa y te dé las razones de porqué interesa incluirla en el menú.

VENTAJAS

La quínoa tiene una textura muy agradable, con un toque ligero, crujiente y refrescante. Combina muy bien en una ensalada, dándole las calorías necesarias para convertirla en un plato único para comer o cenar. También sirve para combinar con legumbres y/o frutos secos, y que sea una fuente excelente de proteínas e hidratos de carbono. Puedes añadirla en los últimos 10-15 minutos de una sopa y te enriquecerá la misma. Suele sentar mejor que otros cereales, aunque he de admitir que en consulta, en 6 años, he encontrado 2 personas a las que les sentaba fatal.

DESVENTAJAS

Depende de dónde vivas puede ser más cara que otras opciones. La quínoa se cultiva en América del Sur y, por tanto, allí resulta más barata.

No se me ocurren más desventajas aparte de intolerancias o alergias individuales.

COMPOSIÓN NUTRICIONAL

Si comparas la quínoa con el resto de cereales, advertirás que es el cereal que más proteínas contiene y el que menos hidratos de carbono.

Esta es la composición nutricional por 100 g de quínoa en crudo. Pongo también otros cereales para que tengas donde comparar.

—————Kcal   Proteínas   Lípidos  Hidratos   Fibra

Quínoa        318          13,8          5,6          49,2         7,9

Trigo            345         11,7            2             61            10,3

Arroz int.     351           8               2,2          73,4          2,8

Mijo              357           11             4,2          64,4         8,5

En la Guía de arranque de VSC encontrarás la receta básica para la preparación de la quínoa.

CÓMO LOS INDÍGENAS SE LAVABAN EL PELO CON QUÍNOA

Durante mi formación en macrobiótica, mientras estudiaba en el Instituto Kushi, conocí a una señora de Perú que me explicó extensamente como los indígenas usaban la quínoa.

Me comentó que lavaban la quínoa en barriles grandes con agua. Cogían un puñado de quínoa dentro del agua y frotaban una mano contra la otra con la quínoa en medio. De esta forma, aparecía espuma. Esa espuma indicada que la quínoa se desprendía de una sustancia que hacía que no se digiriese bien. Eran las saponinas. Más tarde, cuando separaban la quínoa del agua, usaban el agua para lavarse el pelo, ya que esa espuma que salía de la quínoa podía actuar de jabón.

Las saponinas son unas sustancias que recubren las semillas de quínoa. Las saponinas protegen a la semilla de insectos y hacen que se conserve durante más tiempo, pero no es buena para la salud. Para eliminarla basta con enjuagar bien la quínoa antes de ponerla a remojo. Puedes frotarla con las manos, como los indígenas, si quieres un lavado a fondo.

Pez grande se come al pequeño

Puede que no sea bueno que seas siempre vegetariano.  O al menos es lo que la experiencia de algunas personas parece decirnos.

El efecto que una dieta vegetariana tenga en tu salud dependerá de varios factores. Ser partidario mentalmente de una opción dietética no la convierte de forma automática en la opción más saludable.

No me gustaría convertir esta web en un sitio donde se crea ciegamente en una fórmula mágica, en una única forma de alimentarse, ni se confundan los ideales con los hechos médicos.  Me gustaría difundir un vegetarianismo crítico. Es por ello que dejaré la puerta abierta a testimonios como el de hoy, donde una mujer vegana decide volver a comer animales después de muchos años. Este es el fragmento donde narra  el momento del cambio.

THE VEGETARIAN MYTH

En ese último día, fui a ver a un maestro de Chi Gong. Él había curado lo incurable. Aprendió Chi Gong cuando era un niño en China, emigró a USA, resistió una vida de escasez. Tenía ojos amables. Tomó mis pulsos, lo que es un método de diagnóstico básico en la medicina china. El practicante lee el chi, la fuerza vital, lo que alenta al cuerpo con diferentes energías vitales, para ver dónde el paciente necesita ayuda.

Él intentaba tomarme el pulso. Entonces se quedó mirándome, medio sorprendido medio asustado.

«No hay nada aquí» dijo incrédulo. «No tienes chi».

«¿Qué? ¿Estoy muerta?» Bromeé, pero él no se río.

«Tú estás muy cansada», dijo él.

Lo indecible. Y también me negué a decirlo. No podía.

«¿Tu ciclo menstrual?» preguntó.

«Infrecuente» Si acaso nunca, podría haber añadido.

«Y este problema con tu columna», dijo. Puso sus manos sobre mi cuerpo y fue como algo que nunca había sentido. Él era un colador y mi cuerpo agua. Desde mi cabeza hacia abajo, de alguna manera se coló en mi columna. Llegó al principio del área degenerada.

«Oh!», dijo. Abajo, y más abajo, hasta la zona que dolía como metralla cada minuto  del día. Degeneración nivel cuatro, dijo el técnico de radiología, leyendo las entrañas de mis huesos.

«Oh» dijo de nuevo. Era la sílaba más compasiva que había oido nunca. «Tenías que haber venido a verme hace mucho tiempo»

Y supe que me iría de allí sin curar. Él no podía ayudarme. Demasiado tarde.

«¿Qué comes?» me preguntó y mi corazón repentinamente se puso en alerta.

«Yo no como…» Empecé, pero las palabras costaban de encontrar. Lo sabía. Sabía lo que venía. Sabía que era lo que tendría que enfrentar. «Productos animales».

«¿No comes carne? ¿No comes pollo ni pescado?» Repitió.

Lo negué con la cabeza. No quería llorar.

«No» dijo él, de forma amable y rotunda. «Tú no puedes hacer eso».

Empecé a llorar.

«¿Es por alguna creencia religiosa?» me preguntoó amablemente.

«Yo…yo…» Tartamudeé. Todo se hizo pedazos. Vivía en un universo donde ni un solo animal moría por mí, donde mi comida era sostenible, donde nadie moría de hambre por mi irresponsable crueldad o codicia. Nada de eso era verdad, por supuesto, pero no lo sabía en aquel momento. Todo lo que sabía era que aquellas creencias eran los pilares de mi identidad, mis acciones diarias, mi programa político, mi relación con el cosmos. Y lo iba a tener que abandonar todo, y vivir en un universo que encontraba repelente.

«Yo no quiero dañar a ningún animal» Supliqué como un niño.

«El pez grande se come al pequeño», me expresó con comprensión.

«Pero yo no soy un pez» protesté.

Él se encogío de hombros para decir, sí, tú lo eres, todos lo somos. Pero yo no estaba lista para saber eso. Él conocía mi verdad: Yo era un cádever que solo era capaz de moverse por una pura voluntad cabezona. La estructura básica de mi cuerpo estaba derrumbándose poco a poco. Tenía tanto frío que mis manos y pies me dolían nueve meses al año. No hubiese podido tener un bebé aunque la especie al completo dependiese de ello.

CONCLUSIONES

Es un fragmento duro de leer, sobre todo, para quienes anhelan un estilo de vida donde no se coma productos animales. ¿Quiere decir que no se puede ser vegetariano y tener buena salud? Yo creo que sí se puede tener buena salud comiendo vegetariano, pero hemos de contemplar un número amplio de aspectos, y contemplar la posibilidad de tener que usar en alguna ocasión suplementos o, incluso, productos animales. Para ello se crea Vegano Sin Carencias [VSC].

No me gustaría acabar sin mencionar antes varios temas que están implícitos en el texto de Lierre Keith y que, seguro, trataremos en otros posts de VSC.

  • La detección por parte de un profesional, podría ser de la medicina alopática o de la medicina alternativa, como en el caso citado, de síntomas de deficiencia.
  • El dolor de quien tiene que renunciar a la opción dietética elegida por motivos de salud.  Derrumbándose gran parte de su personalidad.
  • La contradicción existente entre las sensaciones del cuerpo y los mensajes de la mente.
  • La voluntad férrea, la fuerza mental que nos lleva a extremos peligrosos.

NOTAS

  1. Fragmento incluido en el post, perteneciente al libro: Keith, L. (2009). The Vegetarian Myth. Oakland, CA: PM Press.

Tu personalidad atraerá a tu dieta

Comer de forma vegana -incluyendo cualquiera de sus versiones- no va a hacer que tu salud sea mayor que con otras opciones dietéticas bien planteadas. El ser humano puede estar 100% sano comiendo de muy diversas maneras, y a gracias a Dios que es así, porque por ello nuestros ancestros sobrevivieron y nosotros estamos aquí hoy.

Pero, aunque no estés más sana, te sentirás mejor porque tendrás la sensación de estar viviendo, y comiendo, según tus valores.

En el libro Diet Cults, se describe un caso en que un hombre decide hacerse vegano porque es una persona de extremos y sabe que si quiere dejar atrás sus malos hábitos alimentarios, debe elegir dicha alternativa. El extremismo del veganismo conectó con su personalidad.

Esto me lleva a preguntarme el porqué yo me sentí atraído por la macrobiótica, hasta el punto de haber profundizado en ella y de convertirla en mi referencia alimentaria. Examiné mi personalidad y me di cuenta de que:

  • Soy partidario de lo natural frente lo muy procesado.
  • Me siento atraído por lo escaso, lo espartano.
  • Me gusta lo oriental, la meditación, el comer con palillos.
  • Tengo tendencia a pensar de forma alternativa, a buscar lo que está fuera del mainstream.
  • Me gusta cocinar.
  • Años antes de encontrar la macrobiótica expresé el deseo de dominar los alimentos básicos y comer de ellos.
  • Me gusta pensar que existe algo más que lo visible y tangible.

Todos estos puntos convierten a la macrobiótica en mi opción ideal. No es que yo encontrase a la macrobiótica, fue ella la que me encontró a mí. De la misma manera el vegetarianismo u otra opción dietética puede te encuentre a ti.

¿Cuáles son los rasgos de tu personalidad que, para ti, convierten la opción vegano/vegetariana en la mejor opción? ¿Qué hizo que el vegetarianismo te encontrase?

Puedes dejar tu respuesta en comentarios, varios puntos serán suficientes, así formará parte del post  y servirá a futuros lectores.


NOTAS:

  1. Distintas versiones de la dieta vegetariana: a) vegetariana estricta o vegana, b) lacto-vegetariana, c) ovo-vegetariana. Ver el post: Diferencias entre vegano, vegetariano y macrobiótico.
  2. Fitzgerald, Matt (2014). Diet Cults. The Surprising Fallacy at the Core of Nutrition Fads and a Guide to Healthy Eating for the Rest of Us. New York: Pegasus Books.

Diferencias entre vegano, vegetariano y macrobiótico

¿Por qué nos empeñamos en ponerle un nombre a nuestra forma de comer?

En mi propia experiencia personal, y seguro que también en la tuya, te habrás topado con la incomodidad psicológica de no saber cuál es tu dieta y de querer definirla cuanto antes porque quieres decirle al mundo quien eres, y la dieta, será una forma de hacerlo.

En consulta los pacientes me dicen que son vegetarianos, veganos, pescatarian, flexitarian, semivegetariano… es habitual usar una sola palabra. La gente quiere usar una sola palabra, como quien busca el Santo Grial.

Cuando encuentras un término que te encaja, te sientes feliz, como si te hubiesen completado. A continuación te describo una serie de términos que, si son los que prefieres para ti, los contenidos de esta web te resultarán útiles.

  • Vegano o vegetariano estricto: quien no come alimentos de origen animal.
  • Ovo-lacto-vegetariano: quien no come carne, ni pescado ni marisco ni alimentos que los incluyan, pero sí come huevos y lácteos.
  • Lacto-vegetariano: es un vegetariano que no come huevos, solo come vegetales y lácteos.
  • Ovo-vegetariano: es un vegetariano que no come lácteos, solo come vegetales y huevos.
  • Macrobiótico: quien come acorde a las enseñanzas de Ohsawa, Kushi y otros profesores de macrobiótica. La forma estándar incluye pescado 2 veces por semana, aunque temporalmente pueden incluirse otros alimentos de origen animal o ninguno en absoluto. No es una dieta vegetariana, pero dada la reducida cantidad de productos animales,  está muy próxima a ella.
La etiqueta o término constituye el punto de partida de tus acciones dietéticas, creo que por ello es importante. Sabrás qué alimentos comprar, qué recetas intentar, qué restaurantes frecuentar… y también qué medidas tomar para evitar deficiencias o excesos de algún tipo. Toda esa práctica te hará sentir y pensar de una manera que, con el tiempo, puede que consolide, cambie o redefina el término con el que todo empezó, y así la vida continúa.